No recuerdo cuanto tiempo estuve encerrado en aquel zulo infestado de suciedad antes de que Marilyn volviera a aparecer por la puerta. No tenía nada con que contar los minutos que pasaban, salvo aquellos agobiantes y continuos gemidos que provocaba el pequeño monstruo de la doctora. Por no hablar de la total oscuridad en la que me hallaba envuelto. Sabía que las horas pasaban, pero no podía hacer otra cosa que llorar por mi vida y gritar por unas pocas respuestas. Hijo de la claustrofobia.
La puerta se abrió de golpe, dejando entrar así a una doctora bastante más cansada de cómo la recordaba. Parecía como si no hubiese dormido en semanas, pero el pelo alborotado y las ojeras seguían sin faltar el respeto a sus tesoros azules. Cogió una silla y se sentó junto a mí, y no tardó en señalar a su creación para que la mirase. Aquella rata enfermiza que me había mostrado en un primer momento, realmente se había transformado en alguna clase de híbrido. Unas tímidas alas asomaban por su espalda. Habían salido desde dentro de su propio cuerpo, rompiendo la carne y la piel del animal, y ahora la sangre y el pus infectaban toda la zona cercana. Supongo que por eso chillaba tanto. Una mezcla entre repugnancia y lástima se apoderó de mí, y habría actuado, pero las correas seguían manteniéndome atado a la cama.
Además, tenía otra cosa más importante por la que preocuparme. La doctora estaba colocando un nuevo suero de un color amarillento bastante sospechoso en el lugar del anterior. Y la explicación que dio a continuación hizo que se me viniese el mundo encima:
Para ella, yo era un sujeto de un valor incalculable, ya que nunca antes había trabajado con seres humanos. Tras un largo y extenso discurso sobre las coincidencias genéticas entre las ratas y los hombres, atajó que, después de haber estado trabajando duramente para que el suero fuera más seguro, iba a inyectarme la misma sustancia que había ido utilizando con todos sus anteriores trabajos, solo que ligeramente adaptada al genoma humano. Todavía no he encontrado las palabras apropiadas para reproducir aquella sensación que auguraba que en las próximas semanas, mi ADN iba a ser fusionado con el de toda clase de animales y demás locuras que se le pasasen por la cabeza a esa maldita psicópata. Marilyn, tus errores fueron mi condena, y ésta fue también la tuya.
Jorge Mateo. Con la tecnología de Blogger.
About me
Popular Posts
-
La ciudad en la que vivía era gigantesca, y podía funcionar perfectamente de forma autónoma. Casi parecía un Estado en miniatura. No recuerd...
-
Fuente: DandoPorCulo
-
Te diría que cada vez que recuerdo lo que fue, lo que pasó y lo que nunca llegó a pasar, lo que no pudo ser porque no quisiste que fuera, el...
-
Sara como cada día se levantó a las 8:00 para ir al colegio, como todos los lunes fue a clase de teatro, pero justo ese día se dio cuenta de...
-
No tenía porque esperar nada de nadie, todo lo que consiguiera me pertenecería. ¿Para qué iba a necesitar la ayuda de alguien que en otra ép...
-
¿Alguna vez os habéis parado a pensar en lo que vuestra vida ha llegado a influido en otras personas? Cuando nacemos nos consideramos diose...
-
Mañana gris, mente oscura. Así es como iban siendo cada uno de mis días en aquel hospital. No tenía nada por lo que seguir con vida. No q...
-
Siempre hay algo que nos ata al pasado, que sin darnos cuenta echamos en falta, que se mantiene esperando pacientemente, pero esa paciencia ...
-
World of Warcraft ha querido revolucionar a sus fans registrando la marca de Mists of Pandaria. ¿Que tendrá que ver ese nombre con los Osos ...
-
Francisco como todos los días se levantó a la misma hora, como todos los días desayunó un tazón de leche con cereales de miel, como todo...
0 comentarios:
Publicar un comentario