Te cambio tu guadaña por mi hoz.

Ya había olvidado a la muerte. Mi mente la había apartado de todo mi ser con una fuerza arrolladora. Supongo que todas las cosas vuelven a resurgir, no esperan a que estés preparado, simplemente renacen.
Su mirada seria, enfrentándose a una muerte que, espero, logre esquivar. Se mira las manos, tal vez preguntándose si lo que le pasa es real, si realmente le ha llegado la hora. Mueve un dedo, ve que lo hace, que ese movimiento tiene su origen en él, en su cerebro. Nada de esto es ficticio, pero, si estos son sus últimos momentos, él se enfrentará con fuerza, como lo ha venido haciendo toda su vida.
Su mirada se cruza con la mía, me transmite confianza, resistencia, ánimo... Todo lo que a mi me faltaba en ese momento.
Siento no ser tan solido como él. Siento no haberle dicho te quiero desde hace mucho. Siento haber hecho tantas cosas mal. La he jodido muchas veces.

Ahora mismo, consciente de que no dormiré, solo estoy esperando una llamada de mi madre diciendo que está  de maravilla y que vienen de camino. En cuanto se baje del coche y me mire con esos ojos llenos de pasado, yo correré y le abrazaré como hace tiempo que no lo hacía.
Tal vez no pase nada, ni si quiera un leve problema, pero te juro que aprenderé de mis errores y del tiempo perdido.

CONVERSATION

0 comentarios:

Publicar un comentario

Jorge Mateo. Con la tecnología de Blogger.
Back
to top