No merece la pena.



Te diría que cada vez que recuerdo lo que fue, lo que pasó y lo que nunca llegó a pasar, lo que no pudo ser porque no quisiste que fuera, el daño se hace tan doloroso como una daga clavada en el centro de mi pecho... Pero no merece la pena. Te diría que me odié por odiarte cuando decidiste cerrar entre sangre y dolor el telón... Pero no merece la pena. Te diría que lloré entre las tinieblas de mi habitación cada noche por la certeza de saber que lo nuestro jamás saldría bien, y con el firme convencimiento de que cada noche regresarían a mi cabeza tus dos ojos de gato que me atormentan y aniquilan letamente... Pero no merece la pena. No merece la pena decirte todo esto en persona porque se que nunca llegarás a comprender mis sentimientos, por eso ahogo mis penas en este blog, como quien recuerre al alcohol o a cualquier otra droga, con el fin de sepultar aquello que siempre va a estar grabado en lo más profundo de tu alma, ese recuerdo imborrable que no hace más que destruirte lentamente y que no merece la pena ser liberado.

CONVERSATION

0 comentarios:

Publicar un comentario

Jorge Mateo. Con la tecnología de Blogger.
Back
to top