Chin chin.

Un brindis por las palabras que rompieron tus esquemas. Por aquellas que no se olvidan, y que desmontan tus mentiras. Las que te abren los ojos, y las que te hacen entender el mundo de una manera diferente. Las que repites a tus amigos, a tus hijos y a tus nietos.

Un chin-chin por las palabras de los sabios. Esas que consiguen el aplauso de los olvidados y el silencio de los necios. Por aquellas que los ignorantes no saben repetir. Por las palabras que no se lleva el viento. Por las que están escritas con la sangre de los que lucharon por defender. Por aquellas que se empeñan en hacernos olvidar.

Descorchemos una botella de champán por los discursos nobles, las palabras clandestinas y las críticas ácidas. Por las frases que dan clase, y los sarcasmos que dan lecciones. Por las palabras de inocencia, y por las palabras de ironía. Por cada sílaba. Por cada letra.

Brindemos por aquellas palabras que nunca salieron de tu boca, ni de la mía. Las que revelan la verdadera realidad. Las que descuartizan el músculo corazón y hacen pensar al cerebro. Por lo grotesco, y por lo irreverente.

Alza la copa para brindar por las palabras que no gustan a los poderosos. Por las que ponen en tela de juicio su salvaje hipocresía. Por las que combaten la injusticia, y por las que proclaman libertad a cualquier precio. Brinda y apoya el vaso de nuevo, porque todavía queda salir a la calle y luchar con algo más que palabras.

Salud, camarada.

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Jorge Mateo. Con la tecnología de Blogger.
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